martes, 8 de febrero de 2011

Salriendo del huevo.

Hace una semana estuve en un pequeño garito de Huertas donde tocan blues en directo y te cobran siete euros, tu peor careto y un riñón por un tercio. Al pobre camarero que me suele atender (he ido varias veces ya, el blues me pirra) le tengo una manía desorbitante. Sé que él no tiene la culpa pero es inevitable cogerle manía a una persona que te cobra tal cantidad por una cerveza que encima llega tarde y caliente. Si me cobraran 10 euros por entrar a escuchar la música y tres por la cerveza no me sentaría tan mal…


El grupo se llamaba Gadijo eran unos franceses muy muy muy muy franceses… merecía la pena ver cómo el cantante se marcaba un tema a capela alternando su voz con la armónica. Bestial.

Os dejo el enlace de un trocito del concierto en Madrid http://www.youtube.com/watch?v=SAXt0h43Z88&feature=related

Al día siguiente fui al Café Central (al lado de la Plaza Santa Ana, por si a alguno le interesa) famoso lugar por su buen jazz. Allí vimos a Cecilia Krull (sí la de la BSO de tres metros sobre el cielo, ná que ver por cierto, con lo que hizo el otro día en el CC) que a pesar de ir con buenos músicos y tener una maravillosa voz se escucharon lo que parecían más bien temas standard…


En el Café Central pedimos algo de comer. Platos grandes y no está mal de precio. Eso sí, tienen una curiosa forma de llamar a la butifarra: Chorizo de león al-vino.

Si os habéis dado cuenta, últimamente hago muchos planes treintañeros… ¡yo que pensaba que lo 22 eran los nuevos 18!

Pues la cosa no termina ahí. El sábado noche lo pasé en un concurso de tortilla de patatas. Obviamente, fui como catadora porque si no, no lo cuentan. Allí era la más joven del lugar, nótese en que fui la única que no votó ni una sola tortilla con ingredientes extra (creo recordar que ganó una con verduras… ¡puag!)
Me estoy haciendo mayor. Ya no recuerdo cuál fue el último botellón al que fui, ni la última vez que estuve de fiesta hasta las 10 de la mañana, ni la última vez que aguanté una noche entera con tacones, ni la última vez que ligué con cinco, ni… (En realidad el botellón fue en septiembre, la noche hasta las 10 no sé, pero hasta las 12 fue en agosto y los tacones jamás han sido un problema para mí, si no fuera por mi trabajo los llevaría a diario; pero es que así queda más dramático… y lo de los cinco tíos de verdad que no me acuerdo y esto sí es un drama, parece que llevo escrita las palabras “novio” o “estrecha” o “en realidad es un hombre” en la frente).
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