Terrible. Subo en el ascensor. Abro las puertas -es un ascensor antiguo, así funciona- y cuando me doy la vuelta para cerrarlas oigo detrás de mí el ladrido de El Perro. La puerta de su casa abierta. Clic clic clic clic; las patas del perro que se me acerca. Oigo su respiración. Ladra. Mierda viene a por mí. Dueña sale detrás de el.
- ¿Pero porqué me ladra?
- Eso digo yo, ¿porqué te ladra?
-Ah, pues no sé.
- No te preocupes que no hace nada.
"No te preocupes que no hace nada" ¿Y a mí qué que no haga nada? Tu perro de metro y medio de largo por uno de alto me acojona. Joder.