viernes, 3 de junio de 2011

Yo es que soy más de ciudad tropical...

A Minnesota que me querían mandar ¡Sí hombre! Y menos aún después de ver esto:



Bueno, tal vez me lo hubiese pensado dos veces si la oferta fuese Minneapolis o St. Paul. Pero no, querían mandarme a Cottage Grove, un pueblo. Un pueblo de 40.000 habitantes pero un pueblo al fin y al cabo.

Típico lugar donde deshacerse de un cadáver.
No es que tenga nada en contra de los pueblos (que lo tengo) porque si me hubiesen mandado a un pueblo de Virginia, Florida, California… pues me lo hubiese pensado dos veces. Pero maldita mi suerte que de todos los puñeteros estados de USA me ha ido a tocar justo el que no quería (¿Qué posibilidades había de que de 4 estados que me desagradan me tocase uno de ellos?)¿Qué iba a hacer yo, vestida de michelín, en una casa de madera con aislante de “mierda-cómo-pica” pegada a la chimenea todo el día? “Bueno, hay nieve, puedes ir a esquiar” Y una mierda. No duraría ni dos segundos: o me hundo en uno de esos lagos enormes (lugares maravillosos donde deshacerse de un cadáver, por cierto) o me comen los osos.

Además yo no tengo carnet. Eso significa que tendría que ir andando, lo cual me causaría una muerte segura (caminar a -20ªC no es muy recomendable). La otra opción es ir en autobús (y repito, es un pueblo) pero si a los cinco minutos de espera no ha llegado ninguno también sería muerte segura. Además me gustan demasiado las sandalias de fiesta y mi piel pálida-grisácea-verde oliva. El frío de pone las mejillas rojas y la nariz como un pimiento… y desearía conservar la mano del ratón -si hoy, 3 de Junio, tengo la mano del ratón fría, en enero en Minnesota me la amputarían-.

Dormir con los pies fríos es un suplicio, una tortura. Lo que debería ser un sueño placentero se convierte en una pesadilla y las capas de ropa son agobiantes. Las ventanas cerradas supone olor a encerrado, a humanidad, aire viciado.

Típico bosque donde te persiguen los locos
con escopetas de caza.

“Hay animalitos, puedes disfrutar de la naturaleza” Bueno, para eso tengo “La dos” y las estepas castellanas, por ejemplo. O cualquier sitio de España, coña. A mí esos bosques maravillosos de Minnesota donde ir a pasear me dan pánico. Sólo de pensarlo me da un escalofrío: Yo, paseando entre los enormes árboles, el suelo lleno de hojas caídas, precioso todo, y de repente un loco que me persigue con una escopeta de caza. Y los animales… precisos, sí, pero no sé qué tal treparía yo un árbol en caso de que me cruzase con un oso… o cualquier otro animal medio peligroso, un burro, por ejemplo. ¿Cuánto hace que no veo burro? Pues la verdad es que creo que siempre he tenido problemas de vista. Y nunca he tenido un burro a menos de 10 metros así que es posible que jamás haya visto uno.

Si ya me cuesta utilizar un baño ajeno al de mi casa, no digamos un baño ajeno al de mi casa congelado. Orinar cubitos de hielo no debe ser agradable. Encima el sistema médico estadounidense es una porquería. Y es caro. Y yo tiendo a pasarme el invierno moqueando por los rincones, resfriado tras resfriado. Iba a dejarme una buena cantidad de dinero en purés de aspirinas, frenadoles, ibuprofenos y mierdas varias. Cagalera por sobredosis y otra vez con el trasero pegado al baño ajeno al de mi casa congelado.
Podría ser él...

Que sí, que Minnesota para una semana está bien (creo) ¿¡Pero un año!? Estamos mal de la cabeza. Con lo que me gusta a mí poder fumarme un cigarrito con un café en una terraza. A mí el granizado de café no me entusiasma (excepto el de La Coppa d’oro, en Roma). Así que… me voy a Londres, que tienen calefactores en las puertas de los bares para los fumadores.
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